miércoles, 28 de febrero de 2018

OCASO

Arrorró mi vida, arrorró mi amor
despierta pedazo de mi corazón.
Arrorró mi vida, arrorró mi amor
despierta pedazo de mi corazón.

La mujer sentada en el suelo desnudo,
entona y repite en solo un murmullo,
el rítmico arrullo como una canción.

Arrorró mi vida, arrorró mi amor
despierta pedazo de mi corazón.

Un pequeño bulto yace en su regazo,
hermoso y robusto antes del ocaso,
hoy solo piel y huesos sostiene en los brazos.

Arrorró mi vida, arrorró mi amor
despierta pedazo de mi corazón

La figura inerte lleva hasta sus pechos.
Henchidos de vida en otra ocasión,
hoy solo pellejos que inspiran dolor.

Arrorró mi vida, arrorró mi amor,
te has ido pedazo de mi corazón,
no me dejes sola contigo me voy.

Virgilio Vásquez

28 Febrero 2018
#VenezuelaHoy

martes, 27 de febrero de 2018

¿De que color es el caballo blanco de Bolívar?

Esa es una pregunta que cuando niños se hacían para jugar alguna broma, pero sin embargo muchos chamos confundidos tendían a equivocarse.

Vamos con una curiosidad sobre PALOMO EL CABALLO BLANCO DE BOLÍVAR.

Según cuenta la historia, en noviembre de 1814, Simón Bolívar se dirige a Colombia para dar cuenta al congreso de lo ocurrido en Venezuela entre los años 1813 a 1814. Montado sobre un caballo viejo y cansado llega a la población de Santa Rosa de Viterbo (hoy departamento de Boyacá - Colombia) y busca comprar un caballo para seguir su viaje. Bolívar trata de comprar o alquilar a un campesino de nombre Juan, una yegua tordilla de gran alzada, este se niega a cualquier negociación, ya que su esposa Casilda había tenido un sueño en donde la yegua paría un potro blanco, el cual se lo regalaría a un gran General triunfador de muchas batallas. El 25 de julio de 1819, Simón Bolívar gana la Batalla de Pantano de Vargas en la Nueva Granada, ese mismo día Bolívar recibe como regalo un caballo blanco del campesino Juan y la dice: “General aquí le manda mi esposa Casilda este caballo blanco, hijo de la yegua que usted quiso comprar, pues es usted el General victorioso que ella vio en su sueño”. Bolívar lo bautiza con el nombre de “Palomo” y da su primer paseo triunfal en el Pantano de Vargas. Palomo participa en la Batalla de Carabobo que da la libertad a Venezuela. El destino de Palomo es incierto, se cree que Simón Bolívar se lo regaló al general Andrés de Santa Cruz en Bolivia en el año 1826 y allí se pierde su rastro, pero los habitantes del pueblo de Mulaló en Colombia, aseguran que Palomo murió allí el 17 de diciembre del 1840. De ser cierta esta versión, entonces Palomo se quedó ahí cuando Simón Bolívar venía desde Ecuador hacia Bogotá en el año 1829. En el lugar se encuentra una lápida en donde supuestamente está enterrado Palomo, también ahí se ubica el Museo de Mulaló, donde se exhiben unas antiguas herraduras que según son de Palomo. Palomo, fue el caballo blanco del Libertador Simón Bolívar y es el caballo del escudo nacional.

domingo, 25 de febrero de 2018

GUASAMARA

La frase en inglés «Whats The matter?» traducida al ¿Que pasa? en español, fue escuchada en una ocasión por un coterraneo valerano, quien tradujo lo que oía aproximadamente como -Guats da madar- a lo siguiente:  «Gua sa mara» y cuando contestaba a sus amigos en muchas ocasiones para preguntar ¿Qué pasa? lo hacía diciendo ¿Guasamara?
A partir de ese momento sus compañeros más duchos en el idioma de Shakespeare, lo tildaron con el apodo de «Guasamara».
Algunos años después en nuestra ciudad existió -No se si todavía existe- Una tienda deportiva llamada «GUASAMARA SPORT»
Cuando inicé el blog, el título de esta página fue VALERA NIUS ya que quise que la misma se dedicara solo a información sobre mi hermosa y golpeada ciudad. Historia, anécdotas, cuentos, personajes, etc.
Sin embargo han transcurrido unos años y he decidido cambiar el título de la misma a «VIVIENDO NIUS» 
La primera palabra del mismo es la conjugación del verbo en permanente desarrollo y la segunda, el sónido de la palabra NEWS «Noticias» del idioma inglés. NIUS por lo tanto tiene ese significado.
Con este cambio no quiero significar que dejaré de escribir sobre Valera, sino que el criterio se amplía a hechos, información, noticias y sucesos no solo de mi «Ciudad de las siete colinas» sino de cualquier lugar donde se fraguan los sueños.

sábado, 24 de febrero de 2018

Hay dos momentos en que los seres humanos se equiparan.

Uno, el tiempo que dura la primera bocanada de aire que inspiramos cuando surgimos a la vida. El otro, cuando exhalamos el último aliento al fallecer.
Solamente en esos dos instantes nos igualamos.  

A partir de  cada uno de ellos todo se modifica, desencadenando un viaje en el tiempo y el espacio que se inicia al nacer cuando blancos, negros, amarillos o rojos, salimos al exterior para yacer, unos en cómodas cunas -hasta de oro- y muchos en lechos de paja o hasta en la fría tierra del suelo sin cubrir. Y finaliza cuando  la chispa divina que habita en el recipiente que nos sirvió durante el viaje por esa aventura llamada vida, se escapa con el último aliento y nos iguala en el infinito.

El lapso entre esos dos momentos se convierte entonces en algo que muchos no vemos o sentimos. La vida es un poema que deambula, una canción perpetua, un libro viviente, una pintura de infinitas gamas, una escultura de mil formas.

Cada vida es eso y más. Cada vida podría escribir miles de canciones, libros o poemas, o pintar cientos de  paisajes.

Esa es la vida. La vida es un sueño. Un sueño que muchos vivimos sin darnos cuenta todo lo que es y puede ser.

Es en ese lienzo en blanco, en esa arcilla virgen, donde se tejen las quimeras, las fantasías, las esperanzas. En fin, los sueños que cada uno vive o deja de vivir.

He allí El Lugar de los Sueños