Hoy 10 de marzo se conmemora en Venezuela el Día
del Médico en homenaje a José María Vargas, médico, político, primer presidente
civil que tuvo Venezuela.
Como médico venezolano he cambiado la palabra
celebrar por conmemorar, ya que desde hace 18 años el gremio o nuestra profesión
no tiene nada que celebrar.
La profesión de médico en Venezuela es una de las
más vilipendiada, golpeada y maltratada por el régimen que gobierna al país
desde hace 19 años.
Nuestra profesión ha tratado de ser eliminada de
hecho y de derecho cuando se ha impuesto al país y a los venezolanos unas
figuras que buscaban la defenestración de los profesionales de medicina.
Se creó un sistema paralelo de funcionamiento del
sector público construido sobre la destrucción parcial de la infraestructura,
que mal que bien venía avanzando en el sector. Ambulatorios recién construidos
o rehabilitados fueron destruidos para dar paso a una infraestructura ideada
por personeros que no tenían la mera idea de la idiosincrasia del venezolano.
Se creó una carrera que pretendió emular la del
Médico Cirujano venezolano, pero sin cubrir las experiencias, conocimientos y
aprendizaje que nos llevó a recibirnos con ese título.
De esta pretensión han sido protagonistas de manera
lamentable colegas médicos formados en nuestras universidades quienes en muchas
ocasiones han sido promotores de exposición al escarnio público en diferentes
instituciones de salud del país. A pesar de todo, la intención de desaparecer
al médico venezolano ha sido imposible de cumplir.
El sistema paralelo de salud está igual o peor que
el llamado por el régimen sistema tradicional. Hoy ambos en el suelo. Los
profesionales graduados con el título de médicos integrales comunitarios, hoy
al igual que los médicos cirujanos han levantado su voz de protesta ante la
calamidad que invade y destruye a nuestro país.
La falta de insumos, medicamentos y otros
materiales utilizados para la prestación del servicio a usuarios y pacientes
han pretendido achacarlas a los profesionales de la medicina y otros
trabajadores del sector. Muchos de los representantes del gobierno en las
instituciones públicas se han convertido en inquisidores, jueces y verdugos
cuando han promovido, alentado y aplaudido los ataques verbales y hasta físicos
que han ocurrido a nuestros médicos.
Nuestros médicos han sido acallados brutalmente con
amedrentamientos, amenazas y en ocasiones hasta lesiones físicas, por el hecho
de protestar o denunciar ante las autoridades y organismos competentes la grave
situación que se vive en las instituciones.
Hoy día el médico venezolano ha sido depauperado.
Desde los que inician su profesión, hasta connotados especialistas. El
resentimiento social impulsado por el gobierno generó como objetivo el doblegar
al médico a quien se hace ver como un privilegiado en el país. Muchos
familiares o pacientes ven en el médico a un enemigo en lugar de ver a la
persona que hace lo imposible por brindarle un poquito de salud trabajando sin
herramientas hasta con las uñas.
La mayoría de nuestros médicos venezolanos son
excluidos de muchos “beneficios sociales” por el simple hecho de ser médicos o
por no doblegarse totalmente a la humillación de hacer una cola para sacarse un
carnet que lo acredite como algo que no es.
Hoy día nuestros médicos no pueden actualizarse, es
imposible con los salarios actuales ni siquiera suscribirse a una revista
especializada, mucho menos ir a algún congreso para mejorar su capacitación.
Y es que no podía esperarse otra cosa. El médico
como ser humano, es pueblo parido por el pueblo, sufre al igual que cualquier
paciente. Siente dolor igual o peor que ellos, porque lo vive en el día a día y
en las noches de insomnio.
Hoy vemos al igual que muchas personas, médicos por
las redes sociales o por mensajes telefónicos solicitando ayudas para conseguir
algún medicamento necesario porque nuestros médicos también se enferman.
Hoy día nuestros médicos no ven en el horizonte un
futuro para ellos ni para sus hijos y al igual que millones de venezolanos
están emigrando a otros países donde ya están haciendo una labor que les es
reconocida por esos pobladores.
Hoy día el chorro de vida que expulsa nuestro país
con la ida de miles de profesionales ha generado un desgarro vital que no tiene
retorno a la mejoría, y quienes nos quedamos nos sentimos sin capacidad para
taponar o hacer flejar ese sangrado. Se agrava el paciente y no contamos con
los insumos ni medicamentos necesarios para salvarlo, pero quienes nos
quedamos, jóvenes tercos o quienes ya estamos de salida continuamos dando lo
mejor para ver una mejoría; sin embargo al igual que el resto de la población
sufrimos los embates de la hiper super inflación galopante y vemos como la
desnutrición y otras enfermedades carenciales nos atacan en todos los niveles.
Son los pobres quienes sufren, hoy todos somos
pobres.
Sin embargo, haciendo de tripas corazón, nos
levantamos en nuestro dolor y continuamos trabajando por una esperanza, cual es
la de que un día Venezuela será un país para todos, un país donde podamos
convivir de nuevo como hermanos. Y ese día llegará más temprano que tarde y
aunque sea uno de quienes nos quedamos debe abrir las puertas a los hijos
pródigos, a quienes tuvieron que salir, pero que regresaran para la
reconstrucción de Venezuela.
Valera, 10 de marzo 2018.
Virgilio Vásquez.
Médico Cirujano egresado de La Ilustre Universidad
del Zulia 1985
Médico Especialista en Administración Sector Salud.
PAS LUZ 1994
Adscrito al Servicio Epidemiología Hospital
Universitario Dr. Pedro Emilio Carrillo.
@oiligrivv - vasquezvirgilio.blogspot.com.
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