La entrada en escena de Judas, pone a los espectadores
en contacto con el engaño, la ruindad, la traición…y también con el arrepentimiento,
por lo cual su actuación debe ser tratada en su totalidad, desde la primera
aparición, hasta su suicidio por ahorcamiento.
En la primera circunstancia el apóstol está recibiendo
de los sacerdotes judíos las treinta monedas de plata, monto por el cual fue
entregado Jesús. La forma en que las mismas le son entregadas en la película
hace que valoremos la bajeza del hecho. Vuela el saco que las contiene y caen
al suelo, donde Judas tiene que arrastrarse a recogerlas; acto ruin y rastrero;
sin embargo el hecho real pudiera ir más allá de lo expuesto.
Revisando algunos autores estudiosos de la historia, nos
encontramos que lo sucedido pudo haber sido algo más que una simple venta por
dinero. Veamos, Jesús junto a sus apóstoles recorrieron durante tres años las
diferentes zonas de la Palestina y otras ciudades lejanas, sus apóstoles
provenían de diferentes estratos de la sociedad judía, algunos simples
pescadores, otros gentiles y otros provenientes de familias pudientes; no eran
pues un grupo de mendigos. Por otro lado existían dentro de las diferentes
castas sacerdotales y familias judías, algunos líderes que apoyaban a Jesús no
simplemente con la oración; le apoyaban también ayudando en sus finanzas que
les permitían movilizarse dentro de las zonas mencionadas. Podría pensarse que
si fuera por dinero, Judas pudo haber robado a sus compañeros, pues era el
tesorero y aunque Juan cuando escribió su evangelio expresa que era ladrón,
(Juan 12, 4-6) aparentemente nadie desconfiaba de el hasta después de la traición,
por lo que entonces se descartaría desde este punto de vista la venta por dinero. Y más aun, preguntémonos,
si la entrega hubiera sido solamente por el dinero, ¿por que Judas, después de
entregar al maestro le siguió hasta que se dio cuenta el gran error y maldad
que había cometido? Simplemente hubiera escapado temeroso de los demás,
buscando disfrutar el dinero conseguido.
Otros autores plantean que Judas como muchos hebreos
de su época creyeron que Jesús era el Mesías, pero no el Mesías espiritual, de
amor como fue, sino el Libertador político, esperado durante siglos y
mencionado en las escrituras. Ahora bien Judas al ver que Jesús no arengaba a
las masas a levantarse contra el romano opresor, decidió jugarse una carta
peligrosa que podría despertar en el maestro al líder político esperado, algo
así como obligarlo al verse prendido y maltratado a levantar al pueblo judío
contra los romanos. Pero nunca imagino que sería condenado a muerte. “Viendo entonces Judas el que lo había
entregado, que lo habían condenado a muerte, se arrepintió y devolvió las
treinta monedas diciendo pequé entregando una sangre inocente” (Mateo 27, 3-5).
Cuando el apóstol disidente se da cuenta que Cristo no
es ese líder político esperado, sino que realmente es lo que siempre les había
mencionado durante todo su peregrinar, un maestro espiritual que venía a
enseñarnos el mandato del AMOR, es cuando se arrepiente de su acción y trata de
echar hacia atrás, pero es demasiado tarde, TODO ESTÁ CONSUMADO. En ese momento
(la tercera aparición en la obra) el arrepentimiento y sus demonios internos lo
llevan a tomar una decisión, la locura aparece en su rostro al darse cuenta que
ha entregado a los verdugos al verdadero maestro del amor y la paz. Por eso se
suicida, y en la película se suicida cometiendo otro acto que visto simplemente
no tiene valor, la Biblia no lo refleja esto, pero el autor si pareciera querer
significar algo. Cuando Judas observa aterrado a su lado el cadáver de un
jumento cubierto por las moscas y en estado de descomposición, pero con las riendas
colocadas, toma esta cuerda y se ahorca con ella ¡La cuerda que rodea el
cadáver del animal! No le importa ya el contacto con un ser muerto, lo cual
para los judíos se considera un acto impuro. Ya no le importa nada cometer otra
falta, ahora contra si mismo, solamente quiere arrepentido, terminar su vida.
Vale la pena hacer un comentario final en esta Escena
II. La saga de este trágico personaje pareciera seguir un extraño paralelismo aunque
inverso, con La PASIÓN de Cristo.
Mientras Jesús al principio duda, se siente atemorizado y angustiado, luego
toma fuerzas, se impone a estos temores, soporta el bestial castigo que lo
lleva hasta la crucifixión y muerte, para al final elevarse de su tumba hacia
la resurrección, Judas comienza recibiendo el pago por su acción, luego
comienza a dudar, duda que se va haciendo insoportable, hasta que cae en razón
de la vileza que ha cometido, se debilita, se arrepiente de la traición
cometida, es atormentado por sus demonios internos hasta que muere por su
propia mano.
Al final, las manos que atraen a Jesús para darle el beso
que lo entrega hacia la muerte, también son las causantes de la muerte del
autor de la traición.
Escena III
“Judas, Con un beso entregas al hijo del
hombre”
PRENDIMIENTO
DE JESÚS Y TRASLADO A LA CASA DE CAIFAS
SUMO SACERDOTE
Los
secuaces de los sacerdotes israelitas fueron enviados a prender a Jesús,
encabezándoles va el traidor. “Salve Maestro” se acerca, lo abraza y le da un
beso. Esta era la señal para que reconocieran los demás a Jesús; pero ¿Acaso no
le conocían desde hacia tiempo?, ¿Es que no le habían visto y oído predicar en
el templo y en las ciudades? ¿Estos captores eran extraños? ¿O sería por la falta de luz que alguien tenía
que decir quien era el buscado? Hay algo aquí que no encaja; no en el filme,
sino en lo que realmente pudo haber
sucedido, y este planteamiento lo hago porque Juan lo cuenta de otra manera: “Jesús sabía lo que le iba a pasar. Se
adelantó y preguntó ¿A quien buscan? Contestaron: A Jesús de Nazareth. Jesús
dijo: Yo soy, (Judas el traidor, estaba también en medio de ellos).
Cuando Jesús dijo: Yo soy, retrocedieron
y cayeron por tierra.
Aquí
Gibson maneja una combinación de los evangelios. Utiliza lo narrado por Mateo,
Marcos y Lucas, cuando mencionan el beso de Judas, enfatizando con ello el acto
de la traición, y también lo descrito por Juan. Ahora bien, si el Maestro se
adelantó y dijo que era a El a quien buscaban, ¿Por qué Judas tenía que
señalarlo?
En
el momento de ser prendido, los apóstoles que le acompañan se rebelan, luchan
con todas sus fuerzas. Pedro saca una espada ¡Una espada si señor! Y le corta
la oreja derecha a Malco uno de los siervos de la casa de Anás; Jesús le
reprende “Pedro suelta la espada, el que
vive por la espada, ha de morir por la espada”, se acerca a Malco, toma la oreja
colocándola en su sitio sanándole, dejando asombrado no solo al herido sino a
los demás captores, que retroceden asustados durante un momento. Después entre
varios toman al maestro lo atan con cuerdas y cadenas y lo llevan hacia la casa
del sumo sacerdote.
Estas
escenas son seguidoras fieles de la explicación de los evangelios canónicos, El
director productor, se ciñe a lo dicho por los evangelistas, pero vale la pena
hacer algunos comentarios extra película.
Jesús,
padre de Amor y bondad vino a traer un mensaje de paz, fue el Mesías salvador
espiritual, no el salvador político, ni guerrero que muchos hebreos esperaban,
y parece que dentro de esos muchos también estaban sus seguidores. Prueba de
ello sería la acción de Pedro al ver capturado a su amado maestro, pues ¿Por
qué, si no tenía una espada en su vestimenta? Durante la vida pública de Jesús,
tres años en los cuales los apóstoles le acompañaron extendió en infinidad de
ocasiones su mensaje de paz y amor. ¿Sería que sus apóstoles no entendían
totalmente el mensaje del maestro y esperaban que algún día se rebelara convirtiéndose
en el líder político esperado por el oprimido pueblo hebreo?
Creo
que había algo de esto. Si bien sus seguidores y discípulos le adoraban y
creían en lo que les decía, aun en ocasiones sin entender totalmente sus
parábolas y prédicas; también deseaban en su corazón que su maestro fuera el
libertador político de su pueblo. Igualmente, podrían usar las armas por miedo.
Recordemos que Jesús les había expresado que sería entregado y los apóstoles
temerosos de esto pudieron haberse armado para defenderlo.
Ningún
evangelio cita que Cristo haya sido golpeado durante el traslado hacia la casa
del sumo sacerdote, ni la caída en el puente sobre el torrente del Cedrón; sin
embargo con estas escenas Mel Gibson pareciera querer acentuar el grave hecho
que está a punto de ocurrir y utiliza lo mencionado en las Meditaciones de la
Venerable Anne Catherine Emmerich en su libro “La Dolorosa Pasión de Nuestro
Señor Jesucristo”. En esta escena aparece momentáneamente Judas, reafirmándose
el paralelismo y la contradicción existente entre los dos personajes, uno
golpeado, pero con fortaleza, el otro ya solo, asustado atormentado por sus
demonios.
En
la película, antes de ser abordado por el sumo sacerdote, Jesús tiene un
recuerdo de algunos años antes, pareciera nimio este detalle, pero creo que
reviste suma importancia, veamos por que.
El
recuerdo no va hacia la grandeza de su obra, o hacia sus prédicas durante su
apostolado, ¡No! Va hacia su hogar terrenal. ¡Magistral! va hacia su vida de
hombre, trabajador, más que carpintero ebanista, siente hambre, obedece a su
madre cuando esta le dice que se limpie las manos antes de comer, la respeta,
no piensa que es hijo de Dios, sino hijo de María, recuerda que es HUMANO, ser
de carne y hueso que ha vivido a plenitud su vida, sonríe y más aun se carcajea
y juega con María, y para rematar le da un sonoro beso en la mejilla. ¿No es soberbio
el manejo de las escenas? Sabiendo los momentos que se aproximan, no duda, no
implora a su padre, nos obliga a recordar que Jesús es y ha sido un HOMBRE.
Escena IV
“Entonces, sus discípulos abandonándole huyeron todos”
(Marcos 14, 50)
“Si he hablado mal, manifiesta lo malo
que he dicho; pero si he hablado bien ¿Por qué me golpeas? (Juan 17, 23)
ULTRAJES
EN LA CASA DEL SUMO SACERDOTE, NEGACIÓN DE PEDRO
Mientras
Jesús es trasladado hacia la casa del sumo sacerdote, los cómplices y secuaces
de este han ido llamando a otros sacerdotes enemigos del Galileo para que se
presenten en casa de Caifás.
Rodeado
de sus enemigos jurados, Jesús es interrogado por Caifás; luego son traídos
varios testigos que tratan por medio de falsos testimonios, establecer un
motivo para condenar al Maestro; sin embargo, son tantas las contradicciones y
mentiras, que el mismo Caifás les increpa diciéndoles que no tienen pruebas
contra el. Los sacerdotes seguidores de Jesús, tratan de mediar, haciendo ver a
los demás la falsedad de los testigos y que el tribunal ha sido instalado
ilegalmente sin cumplir las normas; pero son muy pocos en número y pronto son
avasallados e insultados por sus colegas. En ese momento Caifás pregunta: ¿Eres
El Mesías, Hijo del Dios Vivo?, y Jesús en toda su grandeza, aun golpeado y
maltratado le contesta, “tu lo has dicho,
YO SOY, y veras al hijo del hombre sentado a la diestra del padre venir sobre
las nubes del cielo”. ¡Blasfemia! Grita el sumo sacerdote rasgando sus
vestiduras, no hay más que decir, es reo de muerte, ¿Cuál es su veredicto?
Pregunta a los demás sacerdotes ¡muerte! Grita la mayoría y comienzan a
golpear, escupir y humillar a Jesús, para posteriormente trasladarlo hasta
Poncio Pilatos.
Mientras
esto sucede, Juan junto a María, madre de Jesús y María Magdalena, al igual que
Pedro, han seguido de cerca al Maestro, observando
desolados la humillación, el castigo y el vejamen que sufre Jesús.
Pedro
se acerca, oye, observa y se mezcla con
las personas que allí están. En tres ocasiones es abordado por diferentes
personas quienes le increpan ¡tu eres uno de ellos, te he visto con el galileo!
¡NO, NO, NO le conozco, no se quien es ese hombre! Tres veces no. Mientras
pronuncia última negación, Cristo cae bajo los golpes y mira entristecido a
Pedro y este recuerda: “Maestro siempre
te acompañaré, a la cárcel o hasta la muerte”. “Pedro, en verdad te digo que
esta noche, antes que el gallo cante dos veces, me habrás negado tres”. El
apóstol horrorizado de lo que ha hecho se aleja llorando amargamente. Se acerca
a María diciendo “Madre le he negado” y después huye. Esta escena al igual que
la siguiente donde María se coloca sobre el suelo para sentir cerca de su hijo
que ha sido encadenado en una celda subterránea, es tomada también del Libro de
Anne Emmerich, y no de los evangelios.
Necesario
es hacer varios comentarios sobre la causa del furibundo odio de muchos de los
sacerdotes hacia Jesús; odio que les llevó a cometer innumerables faltas en la
condena del Galileo.
La
jerarquía religiosa judía, veía en Jesús a alguien que les estaba robando el
show, por decirlo así, se había adueñado del corazón de numerosos judíos,
peligrando con esto su autoridad, ya que en muchas ocasiones les había dejado en
ridículo delante del común del pueblo que iba conociéndole y creyendo en su
mensaje. Este odio les llevó saltarse en el “juicio”, innumerables normas de la
llamada Mishná, código de leyes hebreas, tales como:
1-
Los procesos que podrían llevar a la pena de muerte, debían abrirse alegando la
inocencia del reo y no su culpabilidad. Jesús en todo momento fue catalogado
culpable.
2-
Estos procesos debían celebrarse de día, y si la sentencia era condenatoria no
podía pronunciarse en la misma jornada. El falso juicio de Jesús comenzó en la
madrugada, allí mismo se dictó sentencia y en el mismo día se ejecutó.
3-
El juicio debía ser abierto por uno de los jueces. En el juicio a Jesús fueron
los falsos testigos quienes lo iniciaron.
4-
La utilización de falsos testigos, inmediatamente invalidaba el juicio. La Ley
era rigurosísima en este aspecto y cuando aún Caifás planteo que las
contradicciones no permitían condenarlo, los testimonios no quedaron
invalidados.
5-
Si el acusado era declarado culpable la sentencia debía ejecutarse al siguiente
día. Jesús como hemos visto fue sentenciado y ejecutado el mismo día.
6-
El juez no podía ser acusador y en este caso el sumo sacerdote Caifás actuó de
ambas formas.
Todas
estas y más faltas se encuentran en el juicio seguido a Jesús de Nazareth, lo
que lo haría nulo de toda nulidad. Otros autores explican que el Sanedrín,
máximo tribunal de la comunidad israelita, podía juzgar, pero no aplicar la
pena capital, por lo cual tuvieron que acudir ante Poncio Pilatos. Situación
esta como veremos en la Escena V, no era del todo cierta.
La
negación de Pedro, pues simplemente nos pone en evidencia, la debilidad innata del
ser humano, el cual al verse en un momento de angustia y temor se asusta y no
duda en muchas ocasiones hasta negarse a sí mismo.